El Parque Nacional de Timanfaya (1974) es un fascinante paisaje volcánico creado por la actividad volcánica que ocurrió entre 1730 y 1736, caracterizado por escarpados campos de lava, coloridos cráteres y maravillas geotérmicas. Este terreno de otro mundo, formado por erupciones pasadas, ofrece una experiencia única y cautivadora para los visitantes, lo que lo convierte en un destino imperdible para aquellos que buscan vislumbrar las fuerzas brutas de la naturaleza. Los estrictos esfuerzos de conservación del parque preservan esta maravilla natural, lo que permite a los visitantes presenciar la belleza de un entorno volcánico inactivo como ningún otro lugar de la Tierra.

En el Centro de Interpretación y Visitantes de Mancha Blanca los visitantes pueden obtener información detallada sobre este espectacular parque volcánico que se extiende a lo largo de más de 50 kilómetros cuadrados.